AUTOPISTA
Pablo Ortiz
Monasterio
Bajo el título de Idolatrías, Pablo Ortiz
Monasterio exhibe 50 trabajos fotográficos en el Museo de Arte
Moderno. Entre los muchos méritos destacables de la muestra,
conviene empezar por la museografía. Ortiz Monasterio
"veló" los ventanales del museo para crear una cripta
nocturna, atravesada por hilos luminosos. ƑUn alarde para lograr
una versión high-tec del Templo Mayor? De algún
modo. La oscuridad refuerza el sentido profundo de la
exposición: estamos ante los objetos de culto de una
civilización incierta. Arqueólogo del futuro, Ortiz
Monasterio ha reunido talismanes contemporáneos como si
pertenecieran a una cultura degradada por los años y
difícil de interpretar. En Idolatrías, el
laboratorio opera como una cámara de tiempo: los negativos se
someten a un calculado deterioro para lograr un efecto de época
ya ocurrida, vista desde un ilocalizable porvenir.
ƑQué ceremonias proponen las fotografías? Los
objetos retratados son comunes pero han sido reunidos de manera
insólita. Al ser reunidas por la cámara, las piezas
rotas, gastadas por usos no siempre descifrables, se cargan de nuevos
sentidos: una vasija es un cenotafio; un rosetón de peyote, un
sol nocturno; el suelo agrietado, un altar.
"La vida hermosa no es la que se conoce, sino la que se
ignora", escribe Leopardi. Éste es el comunicado secreto
de las Idolatrías que flotan en el museo, suspendidas
de alambres, sin marco que las contenga. Las cosas de siempre se
integran a un culto incierto y nos impresionan por lo que volvemos a
ignorar en ellas. Las reliquias instantáneas de Pablo Ortiz
Monasterio sugieren la misteriosa belleza que las miradas futuras
encontrarán en nuestro presente envejecido.
Calvino y Olga Breeskin
Como tantos viajantes de Semana Santa, nosotros seguimos la ruta de
los dominicos a Oaxaca. Al llegar al milenario árbol del Tule,
recordamos que en una de sus raíces los misioneros creyeron ver
a Santo Domingo. Los ávidos ojos de muchas generaciones han
visto en los nudos y las ramas un alfabeto de complejas
figuraciones. En un texto excepcional ("La forma del
árbol"), Italo Calvino se ocupó de las
imágenes incesantes que sugiere el ahuehuete de Oaxaca:
"Cualquiera que sea la interpretación iconológica
exacta, el sentido del dibujo arbóreo es claro y de una
eficacia visual inmediata: se trata de unir un punto de partida con un
punto de llegada, ambos sagrados y necesarios, a través de una
exuberancia de formas de vida que responden también a un dibujo
armonioso, según la intención de la providencia divina o
del arte humano que quiere representarla."
Como es de suponerse, al llegar al pie del árbol no
recibimos ningún tip de la providencia. En cambio, tres
niñas se acercaron para ofrecernos su versión de la
"exuberancia de formas de vida" que encierra el ahuehuete:
ų Un peso y le enseño "Las pompis de Olga Breeskin
cuando era joven".
De nada servía pensar que esta "forma de vida"
aludía a la fugacidad del tiempo y la obsolescencia de todas
las cosas. Entre las infinitas varientes que puede adoptar la materia,
Ƒteníamos que recordar a la vedette del
violín azul eléctrico? Nos negamos a darle un peso a la
niña por temor a que luego nos enseñara "La calva
del Loco Valdés" o "Las trenzas de La
Chilindrina". Sin embargo, el daño estaba hecho. Nos
alejamos de las niñas peligrosas pero no de su influencia
pedagógica; las interpretaciones de los dominicos y la de
Calvino cedieron su sitio a una brutal capacidad de asociar
banalidades. Rodeamos el tronco y en los nudos añosos
vimos "Los pechos de Raquel Welch", "La boina
del Che", "Las botas del Piporro", "La lengua de
Mick Jagger", "La piocha de Alfonso Reyes" y tantas
tonterías que convirtieron al árbol del Tule en una
especie de Disneylandia de la alucinación. Si van a la
maravillosa Oaxaca, empiecen por no escuchar a las pequeñas
Circes, y por olvidar lo escrito en estas líneas.
|
CONFIGURACIONES
Hugo Hiriart
El buque fantasma
(2)
El comienzo de la travesía, inusitadamente feliz, nos fue
tranquilizando y pronto olvidamos que no sabíamos nada de lo
ocurrido en la goleta abandonada. Cerca de las Islas Marías
empezó la mar gruesa, luego sobrevino la tempestad que nos
alejo de Veracruz y de la derrota seguida. Nadie le dio importancia al
hecho. Seguimos navegando y entramos al Golfo de Caimán con muy
buen tiempo.
Ahí avistamos al Mandrángora, el barco pirata
más sanguinario de aquellos mares. Su capitán, el
inaudito Martín Peñaloza, llamado la Bestia y el Diez
Uñas ųhabía perdido brazo, pierna, ojo y oreja del
mismo lado y todos los dientesų, no conocía la piedad.
Con todas sus velas rojas como la sangre desplegadas, tomó
rumbo hacia nosotros e inició la persecución. Fuimos
presa del terror y hasta el mismo Picapuga se veía
pálido de espanto: nunca se supo que la Bestia perdonara a
ninguna de sus víctimas y sí era muy conocida su
afición a expansionarse en la muerte lenta de los desdichados
cautivos.
Huimos, pero sabíamos que el Mandrágora,
rapidísimo como todos los barcos piratas, pronto nos
daría alcance. Yo rezaba tirado en las tablas de la
cubierta. El capitán Pitapuga se sobrepuso a su pavor y nos
exhortó a vender caras nuestras vidas. Todo era preferible a
caer presos. Nos dispusimos a pelear.
El Mandrágora cerraba a babor con gran pericia. Pronto
pudimos distinguir la mirada codiciosa y brutal de los piratas. Pero
no lanzaban gritos de guerra ni atronaban sus cañones ni
apuntaban contra nosotros sus armas. Lo único que hacían
era ver hacia nuestro barco en silencio con pasmo y ansiedad.
Aquella extraña disposición de la horda nos
devolvió algunas esperanzas y resolvimos no hacer resistencia e
intentar unirnos a los delincuentes en su vida de licencia e infamia.
Con la Bestia Peñaloza al frente, la tripulación del
Mandrágora se lanzó al abordaje. Nosotros reculamos
esperando con angustia insoportable. Yo tiré al suelo mi
pistola.
ųƑQué ha sucedido aquí?
ųpreguntó perplejo el Diez Uñasų, Ƒpor
qué no hay nadie?, Ƒa dónde fueron todos?,
Ƒcómo se fueron?, Ƒpor qué?
Los piratas recorrieron espantados la goleta. Todo estaba en su
lugar con perfecto orden y limpieza: la comida caliente en las ollas,
una partida de algún juego de cartas a medio jugar, la carne
salada y las galletas en las alacenas, los mapas, catalejos y botes de
emergencia en su sitio, las cartas de marear en la mesa del camarote
del capitán... Todo en su sitio, pero no había nadie,
ninguna alma viviente en todo el barco.
El terror de los despiadados crecía a cada momento y
aquellas fieras tuvieron la sensatez de salir huyendo despavoridas.
Nosotros nos quedamos en el limbo del buque maldito, presos,
condenados, fantasmas apenas, ni vivos ni muertos.
Yo, que fui Pedro, marino, juro que todo lo que he contado es
verdad. Si esta botella llega a las manos de un piadoso le pido que
haga decir por mí la Santa Misa y que rece por mi alma en pena.
Bueno, esta es mi solución del caso del Buque Fantasma. Como
se ve, explica todo y no explica nada. Un fantasma es un fantasma, es
decir, los fantasmas que se explican nunca fueron fantasmas. Observa
que el verdadero protagonista del cuento es el barco, el buque maldito
que engulle a sus tripulantes.
Una versión de este cuento figuraba en mi novela Cuadernos
de Gofa. Y digo figuraba, en pasado, porque la quite, y en la
próxima edición de la novela, que saldrá a la luz
en unos meses corregida y disminuida, ya no aparecerá. Amputar
nuestros escritos siempre duele. Pero hay que hacerlo. Y ahí
están la mirada y el nervioso lápiz de Marcelo Uribe, mi
editor, que es tan inexorable como la Bestia Peñaloza, el
aparatoso pirata de la historia que acabas de leer. La valentía
del escritor, decía Schowb, está en suprimir.
El cuento no lo quité de la novela porque esté mal
hecho. Lo suprimo porque diversifica lo que va diciendo la novela y
hay que simplificar. No hay nada más difícil en el arte,
y también en la vida diaria, que simplificar. "Hazlo
simple, estúpido", es una frase que resuena torturando en
los oídos de todo artista. Sí, pero Ƒcómo,
cómo? Resignándote, no hay otra sopa. Lo poco que dices,
lo que modestamente alcanzaste, debe estar expuesto con claridad, sin
disfraces ni rebuscamientos. Y eso que queda, poco será, pero
tuyo.

Naief Yehya
LA PUERTA AL CIELO
El pasado miércoles 26 de marzo los policías Robert
Brunk y Laura Gecek, de San Diego, California, respondieron a un
informe anónimo y fueron a una mansión del elegante
complejo residencial Rancho Santa Fe. Ahí descubrieron los
cadáveres de 39 personas (20 mujeres y 19 hombres, de entre 20
y 72 años) que yacían apaciblemente en sus camas con el
rostro cubierto por una tela morada. Fueron los primeros testigos del
suicidio colectivo más importante en la historia de Estados
Unidos. Los miembros del culto Puertas del Cielo/Heaven's Gate
habían abandonado la etapa humana.
La humanidad condenada
Marshall Herff Applewhite vivía y trabajaba como profesor de
música en Houston. Nadie sabe qué causó su
transformación, pero en 1975 se volvió el líder
carismático del culto que fundó junto con la enfermera
Bonnie Lu Trusdale Nettles (quien murió en 1985). Su credo
aseguraba que las estructuras humanas, gobiernos, religiones y
demás están en control de fuerzas luciferinas y
extraterrestres, por lo que estaban condenados a desaparecer. La
ideología era una mezcla de elementos del cristianismo,
historias de marcianos y aventuras inspiradas por la ciencia
ficción, en particular los viajes de la serie Viaje a las
estrellas/Star Trek. Applewhite y Nettles cambiaron sus nombre a
Bo y Peep, y luego volvieron a bautizarse Do y Ti, como las notas
musicales. En los documentos de la secta, ellos son descritos como
representantes de un plano extraterrestre denominado el Reino de los
Cielos donde gobierna quizás nuestro capo narco favorito, seres
reencarnados en cuerpos humanos con la misión de enseñar
a otros la posibilidad de alcanzar un nivel superior de existencia. El
culto tuvo un momento de gloria en 1975, cuando ocupó la
portada de la revista dominical del New York Times; entonces el
número de seguidores del culto oscilaba entre 200 y 1000, pero
al año siguiente muchos se desilusionaron y abandonaron el
grupo. Entonces Applewhite y Nettles desaparecieron de la luz
pública y se ocultaron con los pocos seguidores fieles que
quedaron (menos de 100). Durante años no aceptaron nuevos
miembros, hasta hace poco en que información del culto
(carteles, panfletos, videos y un libro de 200 páginas)
volvió a aparecer en los medios New Age de muchas
ciudades. Pero en los noventa el culto no tuvo el impacto que
conoció en los setenta. Apenas unos cuantos asistían a
sus pláticas y las respuestas a su página de Internet
eran casi exclusivamente burlas y agresiones.
Preparaciones para la transición
Al ingresar al culto los miembros cortaban toda relación con
el exterior, se convertían en monjes o estudiantes,
vivían en condiciones de austeridad, abandonaban sus nombres y
adoptaban otros, se cortaban el cabello corto, vestían ropas
unisex (los policías que hicieron el primer reporte creyeron
que todos eran hombres), renunciaban al alcohol, el tabaco, el
contacto humano y en especial al sexo. Al respecto de este
último punto eran especialmente estrictos, al grado de que seis
de los miembros de la secta se practicaron gustosos castraciones
quirúrgicas. Los miembros del culto prepararon videos de
despedida en donde se manifestaban orgullosos y ansiosos de dar este
paso decisivo en su evolución. Murieron en grupos, en el
transcurso de varios días (primero 15, luego otros 15 y
finalmente 9), envenenados con pudín, puré de manzana, y
una mezcla de vodka y fenobarbital. Unos se asfixiaron con bolsas de
plástico. Todos parecían apacibles y listos para hacer
un viaje, vestían pants deportivos negros y tenis Nike
idénticos; también tenían billetes de cinco
dólares y monedas de 25 centavos en las bolsas. Sus cosas
estaban empacadas y tenían su documentación a la mano.
La secta Heaven's Gate, como muchos otros cultos y asociaciones
misteriosas, encontró en Internet un excelente medio para
difundir su mensaje. Los integrantes de la secta se ganaban la vida
con un negocio que ofrecía servicios de cómputo, redes,
telefonía digital y diseño de páginas del
web. Sus clientes de hecho estaban muy satisfechos con su
trabajo y los consideraban muy profesionales y talentosos. Aparte de
su trabajo profesional crearon la animada página
Http://www.heavensgate.com (inaccesible por estar saturada de
visitantes desde el suicidio), en donde exponían sus
ideas. Recientemente anunciaron en su página que la
aparición del cometa Hale-Bopp era la señal
esperada. Según ellos (como muchos otros grupos) en la cauda
del cometa (que ha podido verse durante esta semana) se oculta una
gigantesca nave extraterrestre que recogerá a unos cuantos
hombres y mujeres que estén preparados. Los miembros del culto
serían llevados al mundo de los extraterrestres, en nivel
superior al de los humanos.
Sectas suicidas en la red
En la víspera de que la Suprema Corte de Justicia
estadunidense dé su veredicto en torno a la legalidad de la
peligrosa y ridícula Ley de la Decencia en las Comunicaciones,
Heaven's Gate se ha convertido en el más nuevo y
poderoso argumentoen contra de Internet. Para los puritanos, los
censores de todas las denominaciones y los ignorantes que aseguran que
este medio tan sólo sirve para abrir las puertas del hogar a
pedófilos, pornógrafos, cibernazis y terroristas, se
suma un nuevo terror: las sectas milenaristas
suicidas. ƑSerá la puerta del cielo la entrada a una edad
oscura de Internet?
¤ Naief Yehya ¤
76253.154@compuserve.com
|