AUTOPISTA
Cercanías
distantes
El Museo Carrillo Gil expone Cercanías distantes. La
muestra, de la que ya se ocupó nuestra crítica de arte
Lelia Driben, pone en contacto a artistas de México, Irlanda y
Estados Unidos. El fenómeno de la migración, los
vcontrastes sociales y religiosos, la diferencias de idioma, la
discriminación cultural y la búsqueda de una identidad
propia son temas comunes a los artistas mexicanos, irlandeses y
chicanos. La impulsora del proyecto es Trisha Ziff, quien fue editora
gráfica del Independent de Londres y actualmente vive en
Los Ángeles.
Entre las sugerentes provocaciones y los cruces de fronteras
visuales que propone la muestra, destaca una instalación de
Daniel J. Martínez. El espectador lee una pequeña
historia en la pared: Martínez viajó por Estados Unidos
en un autobús Greyhound, al lado de un hombre que le
contó su vida, los sufrimientos a los que lo sometió su
padre y su deseo de matar al Papa. Tiempo después, el artista
se enteró del atentado contra Juan Pablo II y la
conversación del autobús volvió a él con
fuerza inusitada. La instalación es, precisamente, el
recuerdo visual de ese momento. Después de leer la
historia, el espectador pasa a un cuarto en el que varios telescopios
apuntan a una ventana. En diversos puntos de Avenida
Revolución, Martínez colocó mantas, dibujos,
mensajes. Todos tienen que ver con la plática en el Greyhound y
la infancia torturada del hombre que deseaba curarse matando al
Papa. En forma diferida, se salva la distancia; la mirada se desplaza
en pos de los instantes de esa trama fugitiva. Pocas
"cercanías distantes" pueden ser tan elocuentes como
la que ha logrado Daniel J. Martínez.
Con excesiva frecuencia, el arte de la instalación
desarregla la realidad sin otorgarle un nuevo sentido. Sus triunfos en
el desconcierto son innegables, pero no siempre establece un
vínculo estético con el espectador. No es el caso de
Cercanías distantes. La mirada de Trisha Ziff ha reunido
a artistas de primer orden. Con ingenio y gusto heráldico,
Rubén Ortiz combina los bordados indígenas con los
escudos de guerra en las gorras del beisbol norteamericano; Javier de
la Garza logra una arqueología pop en sus lienzos coloridos;
Silvia Gruner se burla con inteligencia del esplendor histórico
a que nos obliga nuestra cultura demagógica, y los pasteles de
John Valadez ofrecen fosforescencias de virtuosismo
camp. Para acompañar la exposición, Trisha Ziff
preparó un catálogo con textos de Elena Poniatowska,
Cuauhtémoc Medina, Guillermo Gómez-Peña, Gerry
Adams y Rubén Martínez, entre muchos otros. Cuando
Cercanías distantes se presentó en Estados Unidos
la versión en inglés del catálogo sirvió
de bitácora para la travesía visual. En México
esto no ha sido posible. A dos meses de inaugurada la
exposición, el catálogo sigue inédito. En nuestro
número de hoy adelantamos uno de sus textos, el de Guillermo
Gómez-Peña, y hacemos votos para que el INBA supere su
inercia burocrática y ofrezca al fin el libro que complementa
la espléndida exposición Cercanías
distantes.
Un trozo de desierto
En este número dedicado a la frontera no puede faltar una
visión del desierto. Elizabeth Algravez (Mexicali, 1972) ha
escrito una hermosa celebración de los paisajes secos,
Arenario. De ahí extraemos el siguiente poema:
La arena escurre
brota
grano a grano se desliza
corre
en tu mano, si la cierras
agua
TijuanaMetro y Aleph
De este lado de la Garita de Otay, se publican revistas de alta
calidad que merecen circular hasta Chiapas. Una de ellas es
TijuanaMetro, dirigida por Ava Isabel Ordorica y caracterizada
por su diseño espectacular y su conciso sentido del
periodismo. En una entrevista titulada Shortcuts,
Monsiváis ofrece los siguientes aforismos: "El
deporte: Una necesidad impostergable que he postergado;
Internet: Algo inaccesible para alguien cuya torpeza manual lo
vuelve siempre pretecnológico; Jorge Luis Borges: Lo
más parecido a San Pablo , en mi jerarquía
descristianizada. El futbol en la conciencia nacional: El
momento mágico que me permite apartarme de la comunidad."
De corte más modesto, pero no menos vital, Aleph
circula gratuitamente y aborda todo lo que usted quiso saber sobre la
contracultura a ambos lados del río Bravo. En su número
6, Daniel Martínez Velasco atestigua un singular cruce de
culturas. En uno de los muchos restoranes chinos de la frontera
(véase el texto de Daniel Sada) presencia la conquista de la
primera medalla de oro que China obtuvo en gimnasia
olímpica. Obviamente, su chop suey se enfría en la
cocina mientras los meseros vitorean a su paisana. La crónica
de Martínez Velasco es uno de los vibrantes hologramas que
pueden presenciarse en Aleph.
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CONFIGURACIONES
Hugo Hiriart
El buque fantasma
(1)
Yo, Pedro, marino, juro que es verdad. Soy tan viejo que no
recuerdo el número de mis años. No espero ayuda de
nadie, estoy maldito y condenado hasta el fin de mis días, que
pido no sean largos ni abundantes. Esta es mi historia.
Era muy joven. Navegaba a bordo del Veracruz, un buen barco
que hacia la Ruta de las Tortugas transportando ganado en pie, al
mando del capitán Pitapuga, de abominable memoria.
Cuando doblábamos el Cabo Carolinas avistamos el
barco. Nunca he visto una goleta tan blanca y reluciente. No
acabaremos de lamentar que le dimos alcance.
Su pabellón, estandartes y gallardetes eran
extraños. No respondían nuestras señales, y
aunque la goleta navegaba a toda vela y con pericia elegante, no
lográbamos percibir a ninguno de los tripulantes. Decidimos
abordarla. Recelábamos peligro, la ruta estaba infestada de
piratas y apercibimos nuestras armas.
El capitán Pitapuga, que era muy resuelto, fue el primero en
pisar el puente de la goleta. Todo estaba en su lugar con perfecto
orden y limpieza: desplegadas las velas, la comida caliente en las
ollas, una partida de cartas a medio jugar, los fusiles y pistolas en
sus nichos, la carne salada y las galletas en las alacenas, las
pesadas monedas de oro y plata de ley en sus arcones, los mapas,
catalejos y botes de emergencia en su sitio, las cartas de marcar
extendidas en la mesa del capitán, la pluma, el sextante y los
compases a la mano... Todo en su lugar, pero no había nadie, en
todo el barco no había ni un alma viviente.
ųƑQué ha sucedido aquí? ųse preguntaba
perplejo el capitán Pitapugaų, Ƒpor qué no hay
nadie?, Ƒa dónde fueron todos?, Ƒcómo se
fueron?, Ƒpor qué se fueron?
Y no había a bordo signo alguno de violencia, ni de prisa
siquiera. En ese momento debimos regresar a nuestro barco, huir de esa
ominosa e inexplicable tranquilidad, pero pudo más que nuestra
inquietud la codicia de Pitapuga, cuya alma arda por siempre en el
infierno.
(Este es el planteamiento tradicional del Misterio del Buque
Fantasma, famoso acertijo de los cuentos y leyendas de aparecidos y
apariciones. Sólo, tal vez, el Misterio del Cuarto Cerrado,
donde se comete un asesinato dentro de un cuarto herméticamente
clausurado, Ƒpor dónde salió el asesino?, lo igual
en precisión. Los dos son, más que cuentos, algo
así como teoremas. El escritor que acomete su
demostración debe proceder con máxima limpieza, sin
trucos ni cartas en la manga, en exacta igualdad con el lector. Se
trata de formular un enigma cuya solución parece imposible. Por
lo tanto es un juego de conjeturas imaginativas. ƑQué pudo
haber sucedido? Para jugar bien es necesario que el lector adelante
sus personales conjeturas. Hay que hacerlo ahora, porque cuando te
proponga mi solución te va a parecer, tal vez, obvia, y corres
el peligro de decir el consabido "cómo no lo pensé
antes". Si no sólo no te parece obvia, sino ni siquiera
solución, el problema queda abierto, y más razón
de nuevas y frescas conjeturas imaginativas de tu parte. Tienes una
semana para pensar, porque el cuento no se acaba ahora y la
solución no aparece en esta entrega. Si se te ocurre una
solución diferente al misterio del Buque Fantasma, escribe tu
cuento y envíalo a La Jornada Semanal. Si no excede dos
cuartilas y media, y no hay trucos en tu solución, se
publicará en este suplemento. Ahora, avancemos un poco
más.)
El capitán ordenó que permaneciera en la goleta
inexplicable la tripulación suficiente para llevarla a
puerto. Pero nadie quería tripular el barco abandonado. Hubo
amenazas de motín, órdenes incumplidas, miradas
coléricas, gritos y miedo, mucho miedo.
ųCobardes, yo llevaré este barco hasta el puerto aunque
sea lo último que haga, lo juro, si no, me dejo de llamar Bruno
Pitapuga y hagan de mí lo que quieran. Miserables,
puercos. ƑQuién está dispuesto a quedarse
aquí conmigo y ser rico, riquísimo, por el resto de su
vida?
Yo fui uno de los pocos estúpidos que por
bravuconería, lealtad y avaricia permaneció con su
capitán en el buque atroz. (Continuará)

Naief Yehya
MEDIOS JALABLES Y
EMPUJABLES
El ciberespacio se está poblando rápidamente de
objetos extraños. Lo bueno es que el Web está
volviéndose cada vez más complejo y rico. Lo malo es que
los interfases o browsers más populares (Netscape,
Microsoft Explorer, etc.) que utilizamos para recorrerlo y
descubrirlo se están haciendo obsoletos. El problema es que
buena parte del contenido de la red ha rebasado el formato de las
páginas convencionales para ofrecer objetos activos, espacios
virtuales, transmisiones ambientales y otras alternativas de
multimedia no "hojeables" con los dispositivos comunes. En
un estridente artículo de portada escrito por los editores de
la revista Wired, se anuncia la inminente muerte de los
browsers y la llegada de una nueva generación de
programas que podrán realmente sacar jugo del potencial
multimedia de la red. En su tradicional estilo tecnoptimista, el
personal de esta publicación recibe con algarabía la
llegada de un tiempo en que todo monitor, display y pantalla
nos lance de manera continua y permanente información,
entretenimiento, noticias y comerciales hechos a medida de nuestras
necesidades, hasta el punto en que un día nos preguntemos
cómo era posible vivir sin semejante bombardeo
electrónico.
Existen esencialmente dos tipos de media: pull (de
"jalar"), como el World Wide Web, en donde hay que
invocar algo para poderlo ver, y push (que se
"empujan" a sí mismos), como el cine, la tele y la
radio, cuyo "contenido" es empujado contra el usuario. Los
primeros requieren de una participación activa por parte del
espectador, mientras que los segundos se imponen a la voluntad del
público. En una computadora los media push se lanzan
"solos" desde el sistema operativo o se mantienen como fondo
ya sea de manera sutil o agresiva, intermitente o permanente. Aunque
en realidad todos los medias existentes involucran en ciertamanera
pull y push, en el futuro próximo los media
electrónicos explotarán más a fondo una
combinación de la rigidez de la programación televisiva
con la navegación aleatoria en el ciberespacio y la experiencia
de comunicarse con otras personas en comunidades virtuales. Lo que la
gente quiere, según Wired, es un medio que cuente con
los altos valores de producción de la tele pero que ofrezca la
experiencia comunitaria de compartir una pasión, un evento o un
entretenimiento de algún tipo.
Los media push-pull rompen con la idea de que la red es tan
sólo una inmensa biblioteca para transformarla en una
experiencia inmersiva, en una aventura corporal. Por ejemplo, al
hojear una página acerca del grupo de música
electrónica Tangerine Dream, podemos escuchar el disco
Ricochet o bien, ver la película Mi profesión,
Ladrón, de Michael Mann ('81), cuya pista sonora es de esta
banda; podemos unirnos a foros y listas de correo de fanáticos
del grupo, así como escribir mensajes electrónicos a los
músicos. También podemos ver un capítulo de
Los expedientes secretos X y mediante un clic buscar
información del Área 51 o visitar la
página del FBI. Pero las posibilidades de estos nuevos e
inteligentes media son ilimitadas y van mucho más allá
del escritorio. Los editores de Wired proponen escenarios
semejantes a los siguientes: a) Está usted parado en una
esquina de una ciudad desconocida, en el monitor de su computadora
manual el mapa de la ciudad muestra iconos de nubes. Comienza a
llover. Aparecen iconos de paraguas que parpadean sobre las tiendas
más cercanas que venden ese producto, así como
impermeables y botas de hule. b) Las paredes de su oficina, que
usualmente proyectan paisajes como montañas impolutas, las olas
del océano o bosques silenciosos, súbitamente muestran
imágenes de la última tragedia aeronáutica o de
la más reciente ofensiva del ejército en contra de los
"levantados" chiapanecos. También se puede tener en
vez de screen savers reportes instantáneos de la bolsa
de valores, noticias científicas de última hora o
segmentos de su programa favorito. c) Tiene usted media hora libre
entre una junta y otra, para relajarse envía un bot a un
servidor en busca de algo que lo entretenga, las órdenes que le
dan son simplemente, "busca algo divertido que dure 30 minutos,
que no requiera de mucha concentración ųya que necesito
hacer algunas llamadasų, ya sabes qué es lo que me
gusta".
No es muy difícil imaginar un futuro en que los
teléfonos celulares, los relojes digitales, los faxes, los
pagers, las computadoras de los coches, los tostadores y todas
las pantallas del planeta nos lancen información
"interesante", nos acosen con fabulosas ofertas y nos
prevengan de peligros inminentes. Por definición los media
aborrecen el vacío y son terriblemente infecciosos, en cuanto
descubren nuevos canales de transmisión tienden a colonizarlos
y a competir entre ellos por su dominio. Los nuevos media
aprenderán de nosotros, rápidamente conocerán
nuestros gustos y sabrán dónde encontrarnos en todo
momento, de esa forma se volverán realmente
omnipresentes. Entre más nos conozcan nos harán la vida
más fácil pero también servirán para
controlarnos con más eficiencia. Anularán toda
posibilidad de reposar en completo silencio, transformarán para
siempre el concepto de intimidad y nuestra relación con el
mundo. Así como el cristianismo (el sistema operativo del
pensamiento occidental) predica el rechazo al cuerpo como
condición para la salvación eterna, los nuevos media
pregonan de manera no menos agresiva la negación del
diálogo interno a cambio de la salvación informativa.
¤ Naief Yehya ¤
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