AUTOPISTA
El tifón
avanza
En su cuidada colección Poemas y Ensayos, la UNAM ha editado
el clásico del romántico John Ruskin Sobre
Turner. La portada es la más elocuente descripción
del año que se fue: un barco a la deriva, en medio de la
tempestad. Como siempre en Turner, lo que llama la atención es
el cielo convulso, partido por un sol amarillo, que tiñe el mar
y deja una preocupante blancura en lo alto.
En cuanto el ojo se sobrepone al incendio de los elementos, se
concentra en los cuerpos y los trozos de madera que flotan en el agua;
luego, viene el más cabal espanto: los náufragos
están encadenados. ƑPuede haber peor suplicio que el de
zozobrar con grilletes? La embarcación negrera de Turner
duplica la enormidad de la tragedia. El título del lienzo
fechado en 1840 es una paciente acumulación de horrores:
Esclavos tirando cadáveres por la borda, y muriendo (el
tifón se aproxima). Por si no bastara la muerte por agua y
esclavitud, Turner agrega la incesante furia de la Naturaleza: el
tifón no deja de acercarse.
Esta estampa es perfecta para recordar un año que
transcurrió entre explosiones, contingencias ambientales,
gripes de veinte días, violencia (una imagen indeleble: el
cráneo hallado en la finca de Raúl Salinas),
chupacabras, amarillismo récord en televisión, falta de
credibilidad (de la impartición de justicia a la
selección nacional, pasando por la Olimpiada sin medallas) y
censura del wonder-bra.
La promesa telefónica
Cuando las parejas o los amigos se separan en las noches del DF, se
pronuncia una invariable petición: "Me hablas cuando
llegues." En el fondo de esta solicitud hay un temor
difícil de expresar; quien se queda esperando la llamada,
podría decir: "ojalá llegues". Atravesar la
ciudad a deshoras es una práctica temeraria que obliga a
rodearse de supersticiones. La promesa de hablar por teléfono
no protege a nadie pero crea la ilusión de que habrá un
futuro, el momento en que se llegó a salvo a la otra orilla.
Acosados por amenazas sin fin, los habitantes del DF se refugian en
símbolos; las llamadas nocturnas son nuestros rezos
profanos. Durante cuarenta minutos esperas el timbrazo salvador, con
una fe ciega que en nada se justifica pero sugiere que las calles y el
tránsito son posibles; en caso de que no se produzca la
llamada, lo sabes demasiado bien, no habrá remedio; por eso
confías, ves el aparato, tratas de extraer el sonido que
signifique la llave correcta en la cerradura, la puerta bienhechora.
"Me hablas cuando llegues", la última creencia de
una ciudad perdida.
Al estilo yugoslavo
Con las nuevas regulaciones de la Comunidad Económica
Europea, equipos como el Real Madrid o el Milán pueden tener
una alineación integrada por once europeos, sin importar en
qué país hayan nacido. En opinión de Franz
Beckenbauer, esto atenta contra los estilos nacionales de juego. En
esta ocasión, los argumentos del Kaiser carecen de todo
tinte racista. Se trata, básicamente, de un problema
técnico: es decisivo que los jugadores practiquen un mismo tipo
de futbol; por eso las buenas selecciones nacionales son siempre
superiores a la selección resto del mundo.
En caso de que la tesis de Beckenbauer sea correcta, México
no tiene nada de que preocuparse, pues nuestra selección
responde a las exigencias geográficas de su
técnico. Quizá convendría que el estilo nacional
de jugar fuese mexicano, pero no se puede pedir todo en la vida. Por
el momento, Bora ha dotado a la selección de una perfecta
estrategia yugoslava: el portero es Macedonia, la defensa es Serbia,
la media es Bosnia y la delantera Eslovenia.
Literatura con efectos sindicales
Al finalizar el año, Guillermo Sheridan publicó su
primera novela, El dedo de oro, recreación rabelaisiana
de un futuro mexicano dominado por un vetustísimo líder
obrero.
Uno de nuestros propósitos para 1997 es que Fidel
Velázquez se reconozca en el protagonista y, en un raro
ejercicio de crítica literaria, renuncie a la CTM.
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CONFIGURACIONES
Hugo Hiriart
La Bella Durmiente: Un problema
La bella princesita se pica con la punta de una aguja y al instante
todo se congela en el palacio. Todo cesa y no hay ningún
movimiento. El tiempo sigue transcurriendo, pero ninguno de los seres
ahí congelados lo advierte. Pasan 50 años y...
Pero detengámonos. ƑPuede suceder que el tiempo pase
donde no hay ningún movimiento? ƑNo será
incoherente hablar de un tiempo independiente de todo movimiento?
Examinemos la cuestión.
"El número del movimiento según antes y
después" es la famosa definición de tiempo de
Aristóteles. Es decir, entiende el tiempo como medida de los
cambios (o movimientos, hagámoslos sinónimos en este
caso). Como vemos, pone al tiempo en función del movimiento.
La pregunta entonces es: Ƒpuede entenderse el tiempo con
independencia del movimiento? ƑTiene el tiempo alguna forma de
existencia independiente de los sucesos que lo ocupan? ƑO si nada
cambia, simple y llanamente, tampoco hay tiempo?
La pregunta debe trabajarse un poco. No puede haber tiempo sin
cambio porque, sin cambio, no habría ninguna evidencia de que
el tiempo transcurre. Sin evidencia quiere decir que no podemos saber
no sólo si pasó mucho o poco tiempo, sino siquiera si
pasó o no. No podemos decir nada ni saber nada de eso. La
noción de un tiempo sin cambio sería, entonces, gratuita
e incoherente.
Te digo: en el segundo que acaba de pasar, nos congelamos y no
pasó un segundo, sino más tiempo, 50 años. Pero
como sucedió en todo el universo, nadie lo
notó. ƑSí? ƑY qué evidencia hay de que
eso pasó? ƑCómo sabemos que pasaron exactamente 50
años? El punto es que sino puede haber ninguna evidencia, da lo
mismo si sucedió o no. La idea no puede ser desmentida ni
comprobada porque no nos está dando ninguna información.
Es como si te dijera: súbitamente todo se ha hecho el doble
de grande, pero, como todo creció al mismo tiempo y no hay nada
con qué comparar, no lo notamos. Así, esta noción
de crecimiento, o la de un tiempo sin cambio, es, en principio
inobservable, y, otra vez, por principio, no podemos tener la menor
idea de qué pueda ser eso, luego es incoherente.
Lo mismo puede decirse del espacio. Leibniz sostuvo con
energía que el espacio no tiene existencia sobre o por debajo
de las cosas que lo ocupan. La idea de un espacio donde no hay nada,
donde nada está cerca, lejos, a la mitad, es para él
incoherente.
Pero, claro, no hay paz perpetua entre los filósofos acerca
de esto. Muchos no están de acuerdo con esta
concepción. Para Newton, nada menos, el tiempo tiene existencia
independiente de los cambios y el espacio de las cosas que lo
ocupan. A esto se le llama tiempo "absoluto" y quiere decir
que las cosas que suceden ųpor ejemplo, "tu séptimo
cumpleaños"ų no existieron sólo antes o
después de esto o lo otro (es decir, relacionalmente), sino
ocupan una región que existiría en el tiempo
ųaunque no fuera, siguiendo el ejemplo, tu
cumpleaños. Para esta concepción no hay ninguna
dificultad en admitir que puede haber periodos de tiempo
"vacíos", en los que nada se mueve o cambia, pero el
tiempo transcurre.
Todas las explicaciones de la Teoría de Relatividad para
legos (como el que esto escribe) empiezan hablando del espacio y
tiempo absolutos de Newton: "parecía lógico
ųescribe entre nosotros Shahen Hacyanų, que
independientemente de las fórmulas matemáticas que
describen el universo, exista una manera única de medir el
tiempo, algo así como un reloj cósmico... acaso el reloj
de Dios".
Leibniz se burla de la concepción diciendo que una de sus
consecuencias es que Dios pudo haber creado el mundo una hora antes
del momento en que lo hizo, lo que le parecía absurdo.
San Agustín respondió a las burlas que los paganos
hacían de la idea de una creación del mundo
("Ƒqué andaba haciendo Dios antes de crear el
mundo?"), alegando que antes de la creación el tiempo no
existía. Dios, que no está en el tiempo, lo creó
al crear el mundo. Así, dando un ligero toque al Génesis
podríamos escribir: "En el principio creó Dios el
tiempo y el espacio..."
Y San Buenaventura tiene un argumento para probar que el mundo tuvo
un principio. Corre así: en este instante estoy escribiendo
esta página, antes de este instante, hubo otro, y antes,
otro. Si la serie de instantes siguiera hasta el infinito, este
instante en que escribo no habría llegado aún. Es cierto
que estoy escribiendo esta página, luego, la serie de instantes
anteriores no puede seguir al infinito. Por lo tanto, el mundo tuvo un
principio.
Según el argumento de San Buenaventura, el tiempo es
absoluto, no relativo, como vimos al principio, y La Bella Durmiente
puede seguir tranquila en su sueño incoherente. ƑTú
qué dirías?

Naief Yehya
OPTIMISTAS, EXTREMISTAS, TEMEROSOS Y
BASURA EN LA RED
Optimistas, extremistas y temerosos en línea
Quizás el concepto mismo del tiempo en el espacio
real (o carnespacio) sea intrascendente para el espacio virtual
en el que la red ha crecido y se ha extendido a un ritmo que algunos
afirman es del 2,300% anual. Por lo tanto es posible que la idea de
que ha pasado un año más no quiere decir nada para la
pulsante cibercultura que se desarrolla y evoluciona a un ritmo que no
tiene nada que ver con los minutos-horas-días-años a que
estamos acostumbrados; no por nada muchos distinguen el tiempo real
del virtual. Dentro de su enorme anarquía, la red cada vez se
parece más a una comunidad (o colección de comunidades)
abierta, en la que la gente se relaciona, copula (virtualmente),
comercia, intercambia información, visita museos, archivos,
servicios y exhibiciones, pero donde también unos cuantos pasan
su tiempo inventando nuevos e ingeniosos métodos para estafar
al vecino. Es muy promisorio que la mayoría de las grandes
corporaciones hayan descubierto que en la red no existe nada para
ellos (por lo menos por ahora), y en cambio las pequeñas
empresas y publicaciones (e-zines) siguen
abundando. También es motivo de optimismo que nada parece
aún definitivo en el ciberespacio, y todavía podemos
esperar que la red no se corrompa por los mismos intereses que corroen
al resto de los media.
La idea de que la red está infestada de "nerds
onanistas-nazis-terroristas-pone bombas que se ganan la vida
vendiendo videos porno a niños de primaria" (como comenta
irónicamente Jonathan Vankin), viene precisamente de que
Internet ha abierto canales a la discusión y a la
propagación de ideas impopulares y extremas que antes estaban
condenadas a infames publicaciones de pobre calidad y tirajes
diminutos. Si bien hay miles de personas discutiendo las
características de los neutrinos, una obra perdida de Gustave
Flaubert, los defectos del nuevo Accura 3.OCL de Honda y el
último capítulo de Los expedientes secretos X, lo
que más maravilla tanto a los nuevos usuarios como a los
veteranos de la red es la abundancia de foros y sitios dedicados a
ideas extremas, marginales, extrañas, subversivas, perversas y
disparatadas. Sea cual sea el destino de la red, su herencia
más notable es haber abierto los debates, creado sociedades
basadas en la oportunidad de discutir y confrontar ideas que
podrían ser peligrosas y vergonzantes. Ha dado oportunidad de
salir a la luz (del cinescopio) al pequeño extremista que
muchos llevan dentro para confrontar sus ideas y ųen muchas
ocasionesų ser saludablemente puesto en su lugar.
El hecho de que se pueda discutir globalmente y 24 horas al
día acerca de secuestros extraterrestres, racismo,
manipulación subliminal de los media y la
conspiración para matar a Colosio, no tendría por
qué espantar a nadie; no obstante, es claro que de ambos lados
de lo que queda de las trincheras ideológicas la idea de un
debate sin ninguna censura es algo muy incómodo. Ahora bien, a
algunos les molesta (muy comprensivamente) que los neonazis tengan
canales para comunicar sus ideas, a otros les parece inmoral que haya
gente discutiendo sus fetichismos particulares. Pero la mayoría
de los casos de censura en el planeta se deben a gobiernos que tienen
pavor del poderde la libertad de expresión, como
Myanmar/Birmania (en donde tener una computadora con capacidad de
conectarse a una red es un crimen que se castiga hasta con 15
años de cárcel), China, Singapur, Malasia, Kuwait y Cuba
entre otros, en donde el gobierno se encarga de bloquear el acceso a
sitios considerados impropios por razones políticas, religiosas
o sexuales.
Correo basura
Quien quiera que tenga un buzón, sabe qué es el
correo basura. Muchos han comenzado a descubir que ése no es un
concepto ajeno al ciberespacio. Quien esto escribe recibe en su
buzón electrónico diariamente por lo menos un anuncio o
una colección de anuncios clasificados (o inclasificables) en
los que se ofrecen negocios multimillonarios, milagrosas fustas
indonesas, veleros, páginas en la red o pirámides para
hacerse millonario. A la práctica de embarrar a un usuario con
estos anuncios se le denomina spaming , en honor a la popular
carne enlatada cuyas propiedades alimenticias no son muy
respetables. El nombre se originó por un chiste del grupo
inglés Monty Python en el que un personaje que odia el Spam
asiste a una cena en la que todos los platillos tienen este
producto. A veces el mismo anuncio (a menudo sin remitente) puede
llegar varias veces en un solo día. Hay semanas de alto
spamaje así como otras en que el diluvio de anuncios
elimina cualquier entusiasmo por buscar el correo. Muchos anuncios
ofrecen al recipiente la posibilidad de ser borrado de la lista de
correo simplemente con responder Remove, pero muchas veces
estos mensajes son regresados al agraviado (acompañados de
otros anuncios infames) sin llegar jamás a su destino. El
correo electrónico es el servicio más popular de la red
y es comprensible que a los mercaderes les parezca el canal más
directo a la intimidad del hogar. Lo que es intolerable es que muchos
servicios en línea permitan el spaming porque de esa
manera el usuario permanece más tiempo conectado, recibe
más mensajes y por lo tanto paga un poco más.
¤ Naief Yehya ¤
76253.154@compuserve.com
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