La Jornada 13 de octubre de 1996

``No que no, sí que sí, ya llegamos a DC'', se coreó en la protesta contra la ola antiinmigratoria

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 12 de octubre Marchando al compás de una banda de guerra mexicana, decenas de miles de latinos pasaron frente la Casa Blanca hoy con banderas nacionales de sus países de origen y con pancartas demandando el fin a los ataques contra los inmigrantes, proponiendo la deportación del gobernador Pete Wilson y afirmando que ``Cristóbal Colón fue un indocumentado''.

A fines del año pasado, los organizadores eligieron este fin de semana, que en Estados Unidos se desfila como el Día de Colón, para llamar a una marcha y manifestación nacional en esta capital. Estos organizadores, sin respaldo de organizaciones nacionales y sin recursos, convocaron a la gente a autorganizarse para asistir al evento, y lograron la respuesta de 40 mil personas que llegaron a Washington desde ciudades grandes y pequeñas, de clubs de costura y preparatorias, de iglesias y sindicatos a lo largo del país.

Caminaron por el centro de esta capital nacional este sábado, ocupando grandes avenidas y deteniendo el tránsito a dos lados de la Casa Blanca por más de hora y media al pasar frente la residencia de Bill Clinton.

``¿Qué queremos? Justicia. ¿Cuándo la que queremos? Ahora'', corearon limpiadores de la sección 82 del sindicato de empleados de servicio SEIU en Los Angeles al entrar al parque que queda justo atrás de la Casa Blanca. Muchos manifestantes llevaban las pancartas en blanco y negro de la campaña ``Una voz'', iniciada por esta marcha nacional en demanda de protecciones para los inmigrantes, incremento del salario mínimo a siete dólares por hora, protección de la brutalidad policiaca y respeto a los derechos civiles y humanos. Pero miles más llevaban sus propias mantas y pancartas hechas a mano, identificando sus organizaciones y lugares de origen.

De pronto, tambores, conchas y un baile: eran concheros frente la Casa Blanca. Otro grupo baila un son diferente: ``El que no brinque es migra''.

El mitin se inició con lo que los organizadores aseguraron fue la primera vez en la historia que se cantaba el himno nacional de Estados Unidos en español, que fue seguido por casi 60 discursos de líderes latinos y políticos electos.

Un grupo de estudiantes frente al podio siguió coreando consignas, aplaudiendo, ondeando sus banderas y bailando durante gran parte de las cuatro horas de discursos. Pero otros, como las familias con sus niños pequeños, se sentaron sobre sus manteles y cobijas para escuchar con gran paciencia a los políticos que repetían los mensajes una y otra vez. Quizá lo más notable de este público fue su gran diversidad, tanto de origen nacional como de edad y cultura, y mensaje político.

Muchas camisetas del EZLN, así como varias mantas declarando solidaridad con el pueblo de Chiapas, otras camisetas y mantas recordando al Che, llamados por la libertad de los presos políticos puertorriqueños y demandas para levantar el bloqueo contra Cuba. Una gran parte de estos participantes pertenecía a organizaciones locales de decenas de pueblos y ciudades de este país, la imagen de la Virgen de Guadalupe se repetía, había organizaciones de la Segunda Iglesia Cristiana del Bronx, y los Demócratas Hispanos de Michigan, y mil variaciones mas.

``La Comunidad Mexicana de Pilsen, presente'', se leía en una gran manta cargada por residentes de una de las comunidades mexicanas más grandes en Chicago. ``Saludos desde Miami'', decía otra frente a la agrupación de la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida. Muchísimos estudiantes, con consignas de ``detengan la guerra en la frontera'' y ``fin a las deportaciones'' o simplemente ``derechos humanos''.

``No cruzamos la frontera, la frontera nos cruzó a nosotros'', decía una pancarta, y otra muy repetida indicaba ``Ningún ser humano es un ilegal''.