AUTOPISTA

El centenario de
Fitzgerald
El 24 de septiembre se cumplen cien años del nacimiento de
Francis Scott Fitzgerald. Los biógrafos, la academia y
Hollywood se han encargado de resumir sus días como un fracaso
voluntario, una espléndida y fallida obra de arte. Cuando
Edmund Wilson reunió los papeles dispersos de Fitzgerald no
pudo encontrar mejor título que The Crack-Up (El
desplome). La imposibilidad de repetir sus éxitos de
juventud, el derroche de su talento, el alcoholismo, las deudas (a
pesar de los mucho que ganó con sus cuentos, reunidos bajo otro
título simbólico, El precio era alto), la locura
de su esposa Zelda y la muerte a los 44 años son datos
suficientes para avivar el drama.
El mito de Fitzgerald como el romántico que avanza con paso
firme y bata de seda hacia su segura destrucción, ha
contaminado la lectura de sus cuentos y novelas. En la
adaptación fílmica de El gran Gatsby, la escena
"épica" ocurre en el surtidísimo guardarropa
del magnate: Robert Redford y Mia Farrow juegan a lanzar al aire sus
camisas con monograma en la tetilla.
Para fortuna de los admiradores del insuperable cronista de la era
del jazz y de las "muchachas que sabían besar", la
revista Etcétera dedicó una revisión a
Fitzgerald que rehuye el melodrama y la mistificación.
En su número 185 Etcétera reproduce textos del
autor de El gran Gatsby , cartas de Edmund Wilson, ensayos de
Daniel Rodríguez Barrón, José Homero, Marcela
Rodríguez y José Carlos Castañeda, y "La
autoridad del fracaso", un singular poema de Luis Miguel Aguilar,
escrito a partir de citas de Fitzgerald.
Saludamos este excelente dossier con cinco frases en torno a
la estética del derrumbe de Fitzgerald: "Una pesona
sentimental cree que las cosas durarán, una romántica
espera que no... Amory Blaine soñaba con llegar a ser, nunca
con ser... Si se hubiera conformado, habría tenido
éxito... Dénme un héroe y les daré una
tragedia... No hay segundos actos en la historia americana."
Avándaro en Balderas
Un suave olor a Opium se coló a la oficina. Cuando desviamos
la vista para averiguar su procedencia, encontramos un anuncio en
tercera dimensión: Citeria parecía escapada de las
fragantes páginas deVogue. En la mano derecha llevaba un
curioso maletín, su vanity case, según
explicó. Pensamos que se trataba de la forma posmoderna de
decir "portafolios" y que, antes de sentarse y cruzar las
piernas, Citeria sacaría de ahí productos de su
espíritu; sin embargo, el maletín permaneció
cerrado y la elegante intrusa se dedicó a revisar el
tiradero. La sincera desconfianza que le produjo el entorno, nos
reveló que no había ido a colaborar:
Estoy esperando a mi papá explicó,
mientras se llevaba un cigarro a la boca (lo sostuvo como un
termómetro hasta que entendimos que debíamos
prendérselo).
Durante media hora eterna, Citeria fumó como una esfinge del
género neurótico (una patente discordia bajo el terso
maquillaje). En ese lapso, sólo supimos su nombre (alusivo a un
viaje que no le interesaba), que no aceptaba hablarle de tú a
los señores (nosotros) y que no compraba ropa en Zara.
El padre de la criatura resultó ser el
queridoChampiñón Ferriz, quien conquistó
su apodo en la sierra de Huautla.
Qué hongo? fue su ritual saludo.
Con el feliz desenfreno que lo llevó a publicar su novela
Neblina morada en Ediciones Guarumo, nos contó que su
hija había sido concebida durante el Festival de
Avándaro. Su segundo nombre era Satori, en recuerdo de aquel
momento de iluminación.
Están, literalmente, ante una hija de Avándaro.
El Champiñón lleva moda easy rider
(basta ver su camiseta para saber que ha recorrido el país en
motocicleta), mezclada con prendas oriundas (morral y huaraches). Un
jipiteca purasangre.
Su hija, de sobra está decirlo, es lo contrario; sólo
tolera la droga en el nombre de su perfume y todo lo gregario le
parece naco. Para ella, incluso el agua insípida debe tener
marca.
Qué karma tan espeso! Engendré a una
yuppie! el Champiñón se jala la
barba salpimentada, pero la rueda del tiempo gira en mi favor:
sus hijos serán gruesísimos!
El Champi nos invitó a su fiesta para celebrar los 25
años del Festival de Avándaro. Los amigos de Citeria
Satori, que trabajan en la bolsa y no reconocen otra deidad que el
índice Dow Jones, se negaron a comer los brownies de
mota horneados por el jefe de la tribu; sin embargo, algunos de ellos
se entusiasmaron lo suficiente para amanecer desnudos en el cuarto de
planchado. Según la profecía del
Champiñón, dentro de otros 25 años sus
hijos serán rebeldes sin causa, dignos nietos de
Avándaro.
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CONFIGURACIONES
Hugo Hiriart
Absolución y condena del ratón
Acabo de leer un poema de Emily Dickinson. No es especialmente bueno,
pero quise aprendérmelo de memoria porque, según Colin
White, no hay mejor cosa para soltar la lengua en mi desastrosa
fonética inglesa que decir poemas de memoria. Dice así:
Papa above!
Regard a mouse
O erpowered by the cat!
Reserve within thy kingdom
A "mansion" for the rat!
Snug in seraphic cupboards
To nibble all the day,
While unsuspecting Cycles
Wheel solemnly away!
El poema parece el rezo de una niña antes de dormirse. Mucha
gente, no sólo mujeres, tiene aversión (asco, horror
incontrolable) al ratón. Esta niña parece que no, pero
si la tiene, mayor es, supongo, el mérito de su
oración. El poema cita a San Juan (14,2): "En la casa de
mi Padre hay muchas moradas." Y se pide una de éstas para
el animal. Es difícil que la traducción conserve la
sensación de girar que hay en el uso de while, wheel,
away. Si buscas adjetivo para "alacena", vas a tardar en
encontrar la palabra "seráfica". Los ciclos a los que
se refiere son, supongo, los de nacimiento, muerte, estaciones,
etcétera, y, por lo tanto, lo que se implora es que, libre del
tiempo, el ratón se haga eterno. (Según la
teología clásica ningún animal, ni el cangrejo,
puede alcanzar la inmortalidad.)
Ahora, lo que me interesa es explorar el contrapoema, el poema
inverso al de Emily Dickinson. Ese que diría, por ejemplo:
Señor de abajo,
Multiplica al gato
Dale más dientes
Y vuelve infinita su hambre...
Este nuevo poema, nacido y dependiente del otro, no necesita por
fuerza volverse de oscuras y baudelerianas intenciones, es decir, una
especie de canto de destrucción con regocijos de
exterminador. Podría ser también sentimental si ponemos
el acento en el miedo y desamparo ante los ratones de la niña
que reza. Por ejemplo diciendo:
Señor, haz del ratón
Un animal más raro
En este mundo
Que ese pájaro dodo
Que mora ya en tu reino.
Pero no, creo que me pasé de infantil y el poema se hizo
irónico. No importa, lo interesante es que el contrapoema sea,
como en el box, del mismo peso que el original, porque su
propósito no es tanto generar un poema de mérito como
tener una mejor comprensión del poema que se está
contrariando.
Sobre ratones y ratas pueden hacerse, y se han hecho, de seguro,
poemas espeluznantes. Medio recuerdo haber leído hace
años uno de éstos. Es de Gottfried Benn y se llama
"Juventud", "Lozanía" o algo así. El
poema abre con el elogio del buen aspecto y vitalidad de unas
jóvenes que algo están haciendo además de crecer
fuertes y sanas. De pronto nos damos cuenta de que lo que hacen es
comerse unos cadáveres y que son las lozanas ratas que devoran
a unos jóvenes, éstos sí humanos, apiñados
no sé si en una morgue o en una trinchera. El golpe revelador
de la mala leche del poema es magistral. Y claro, peor leche tuvieron,
y de a de veras, en la primera guerra, cuyo sabor expresionista recoge
el poema.
Como he buscado sin resultados este poema, he acabado por pensar
que el poema no existe, o existe pero no es así, y no lo estoy
recordando sino inventando. No sería la primera vez que me
sucede, la distinción entre recordar e inventar siempre es
vacilante y sutil. Pero da lo mismo, si no es de Benn, que sea de
otro, y si no es de nadie, que alguien lo escriba algún
día. Horrendas razones no van a faltar, júralo, y el
poema merece, creo, el privilegio de llegar a existir.
Papá allá arriba,
Mira un ratón
Sometido al gato.
Reserva en tu reino
Morada para la rata.
Tumbada en seráfica alacena
Roa todo el día
Mientras tranquilos ciclos
Rodando solemnes partan.

Naief Yehya
VIROLOGÍA DE LA
RED
El primer gran crack
El primer apagón masivo del ciberespacio tuvo lugar en una de
las empresas más grandes e importantes de la red, America
Online (AOL), una red y servicio en línea con 6 millones de
suscriptores, que incluyen negocios, instituciones, sociedades,
compañías y particulares. Las caídas de sistemas
o crashes son bastante comunes en muchas redes pequeñas
(como lo sabe perfectamente todo cliente de cualquier banco), pero el
colapso de AOL el miércoles 7 de agosto de 1996 fue un evento
de magnitud sin precedentes que se debió, supuestamente, a la
combinación de bugs de software (pedazos de
información inútil o residual que causan problemas en
los programas) y de errores humanos. AOL estuvo fuera del aire por
casi 19 horas, desde las 4:00 a.m. hasta las 23:00. La consecuencia
principal, aparte de la seria lesión al prestigio de AOL, fue
que algunos servicios en la red www, como asesorías
financieras o agencias de viajes en línea, perdieron algunos
millones de dólares. Pero lo más importante fue que el
pequeño cataclismo confirmóla vulnerabilidad de este
medio, así como lo indispensable que se ha tornado el correo
electrónico. Ahora es más fácil imaginar el
impacto que tendría una caída generalizada de
Internet. Esto revive el viejo temor de que los virus
cibernéticos sean empleados como armas terroristas y como
herramientas de chantaje internacional.
Conéctate y contágiate
La historia de los virus informáticos comienza alrededor de
1987. Inicialmente, los autores de estos pequeños programas
autorreplicantes, diseñados para portarse mal y causar
problemas en una computadora o por lo menos para llevar en sí
una especie de firma de autor, eran diseñados por adolescentes
que, solos o en grupos (como la Digital Hackers Alliance),
distribuían sus virus ocultos en otros programas que
contagiaban sistemas al intercambiar discos infectados o por
medio de redes. Contrariamente a lo que se piensa, únicamente
una tercera parte de los virus tienen como objetivo ser
destructivos. Hoy el principal medio de contagio se realiza a
través del correo electrónico, Internet ha hecho que el
número de casos de contagio de virus se multiplique por
10. Resulta sorprendente que este medio por el que miles de personas
intercambiamos mensajes sea el caldo de cultivo más temible de
estas criaturas de código, que en general no exceden las 100 o
300 líneas de instrucciones. Los especialistas dicen que se
detectan alrededor de seis nuevos virus cada día. Esta
proliferación se debe a que, en general, a un profesional le
toma sólo unas cuantas horas analizar y neutralizar un virus,
por lo que los creadores de virus hacen innumerables variaciones a sus
obras. Entre los más traicioneros están aquellos que
logran esconder sus estragos, como esos cuya reproducción hace
crecer descomunalmente un documento, o los polimorfos que evaden ser
detectados al cambiar de apariencia constantemente. Hoy se estima que
hay cerca de 8,000 virus identificados, de los cuales sólo unos
cuantos cientos están libres en el ciberespacio. Con un ritmo
semejante han crecido la paranoia y el negocio de los programas
antivirales.
Cibervirus famosos
Entre los virus primigenios (aparecidos alrededor de 1987) destaca
Brain, un virus que se aloja en el programa de arranque,
Jerusalem (que tenía un programa político),
Lehigh y Vienna. En 1989 apareció Stoned, el cual
también se alojaba en el programa de booteo y
hacía aparecer un mensaje que decía "Your PC is
now Stoned" (Tu computadora está ahora pacheca), la
octava vez que se arrancaba la computadora. En 1990 llegó
Form, el cual se instalaba en el disco duro y contagiaba todo
disquet, haciendo que cada día 18 sonara un ruido
extraño al oprimir cualquier tecla. En 1992 apareció el
virus más famoso de la historia: Miguel Ángel, el
cual tenía por objetivo destruir toda la información del
disco duro si la computadora se encendía el 6 de marzo, el
cumpleaños de Miguel Ángel. Se esperaba una
catástrofe mundial pero finalmente el efecto se limitió
a unos cuantos millares de computadoras en todo el planeta. En el
verano de 1995 comenzó a distribuirse el virus Concept a
través de correo electrónico, oculto en documentos
escritos en Microsoft word. Este virus es ahora el más
común del mundo (50% de todos los casos reportados) y causa que
en los documentos se alteren datos, se tenga dificultad para imprimir
o aparezca un cuadro que dice "Microsoft Word
1". También el año pasado causó daños
Chaos 4, un virus ruin que venía oculto en algunas fotos
pornográficas que estaban en el newsgroup alt.sex y que
congelaba al incauto usuario cuando trataba de bajarlas a su
pantalla. Finalmente, para terminar con este breve e incompleto
recuento, este año se descubrió Laroux el cual
habita hojas de Microsoft Excel; este virus, altamente contagioso, no
es potencialmente destructivo pero causa bugs que generan
problemas difíciles de solucionar.
¤ Naief Yehya ¤
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