AUTOPISTA

Brontoanálisis
Una de las más extrañas y arraigadas costumbres del
ser humano deriva de la frase: "yo lo vi primero". A los
tres años, Beto y Yayo reptan en el arenero de la
guardería; de repente, Beto avista un celofán embarrado
de polvo y dulce de tamarindo que le parece muy apetitoso. Yayo
carecía de otro afán que chupar las agujetas de sus
botines, pero al ver las golosas lamidas que provoca el papel untado
de azúcar y mugre, saca la lengua y se dirige al trofeo de
Yayo. Entonces ocurre la disputa por el origen de las cosas. Beto y
Yayo están en una situación que se repetirá hasta
el fin de sus días ante la última pechuga empanizada del
supermercado, el estratégico lunar de Helena o los conceptos en
busca de descubridor que vagan por el aire: "yo lo vi
primero".
Las patentes tecnológicas derivan de la idea de
primacía; los adelantados en el terreno de los fusibles o el
software, pueden vivir el resto de sus días de la
primera manzana que cayó en un huerto propicio. En las ciencias
"morales" o "del espíritu", es decir, en la
vil bohemia, los arrebatos novedosos están protegidos por el
derecho de autor. Ciertas disciplinas otorgan algo más que un
copyright: si uno descubre un mosquito en el Usumacinta, una
corriente marina o un cráter en un satélite de Saturno,
puede aspirar a apellidar al innombrado portento.
La noción complementaria de la prioridad es la de
autoría; no sólo importa que algo suceda o se conozca
por primera vez, hay que saber quién lo inventó o lo
develó. En tiempos encandilados por los autógrafos y las
individualidades, la idea de origen se desdobla necesariamente en la
de originalidad. Detrás de la marea de divulgadores está
el Cincho, el Ur-Tipo, el Primero de la Fila.
Lejos quedan las eras en que el anonimato y la copia fueron
virtudes. Si estamos en el final del milenio es para
dejar nuestras huellas digitales!!!
En México, la compulsión de estreno ha dado lugar a
manifestaciones tan singulares como los discursos de Salinas de
Gortari que inauguraban el Primer Mundo en cada ranchería, los
compositores que reclaman la autoría de un do bemol,
propagandas que anuncian el "Estreno Mundial en Tenayuca" o
casos de excelsa paranoia, como el del incierto novelista que
acusó de plagio a Carlos Fuentes por escribir... un
episodio autobiográfico!
Lo más curioso de la novedofilia es que depende del pasado:
el Primero debe ser el Más Antiguo. En las disputas de
originalidad, siempre gana el que está un minuto más
cerca del periodo jurásico.
Pero la búsqueda de prioridades no sólo se expresa en
lo que uno ha hecho sino, como en el arenero original, en lo que uno
ha visto, olido, comido. En su condición pasiva, este
afán lleva a la actitud cavernaria que podemos llamar
"brontoanálisis", y que ha dado lugar a algunas
aberraciones de la vida diaria. Una de las más comunes e
incomprensibles encarna en la nariz arrugada y la boca ufana que
proclama: "Antes de que tú nacieras, yo ya leía a
Rulfo." Qué quiere decir esto??? La
frase revela que alguien está más cerca de los
brontosaurios que su interlocutor; sin embargo, le otorga esto
un privilegio intelectual?
El brontoanalista se presenta a sí mismo como un decano de
la experiencia, curtido por los hielos de innumerables
glaciaciones. De cualquier forma, su argumento genético no
convence. Hay una superioridad real en haber oído
"antes" a los Doors? Probablemente, en esa época
las cavernas de su mitología personal el sujeto en
cuestión también usaba un signo de peace and love
del tamaño de una pizza y zapatos trompudotes con tacón
aerodinámico. Es concebible que la gente que creyó
verse bien con pantalones de pata de elefante sienta que el tiempo
avanza en su favor? Quienes admiraban a Martha Harnecker por su
sutileza teórica tienen derecho a burlarse de los
jóvenes que apenas están leyendo a Habermas?
Por desgracia, el brontoanalista es implacable:
antes-de-que-tú-nacieras él fue a todos los vietnams,
incendió todas las bastillas y leyó todos los libros. En
rigor, estamos frente a la ronda de las generaciones, donde la furia
senil desea contener a las nuevas hordas con grafitis de "yo
llegué primero".
El brotoanalista tiene una vitrina de fósiles para demostrar
que se equivocó primero. Mientras tanto, el mundo amanece como
en Murphy, la novela de Samuel Beckett: "el sol, al no
tener alternativa, brillaba en lo nada nuevo".
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CONFIGURACIONES
Hugo Hiriart
K de kafkiano
No piensas a veces en el trabajo que debió sufrirse para
alcanzar la conclusión de que la Tierra gira alrededor del Sol?
Infinitas observaciones astronómicas, valentía y la
intuición portentosa que interpretó movimiento y reposo
en términos diferentes a lo que nos enseña la
experiencia diaria aquí en el suelo. Y, sin embargo, hoy es
moneda corriente que a nadie asombra.
Con esto quiero recordar que aun las más admirables
invenciones, una vez establecidas, pierden su brillo y tienden a
hacerse rutinarias, indiferenciadas y pacatas. El trabajo con ellas se
vuelve comprender la grandeza de ideación que hay detrás
de lo que puede parecernos ahora obvio.
Esta ley de opacidad se aplica a todo. A las relaciones
interpersonales, por ejemplo, donde las más altas cualidades
van también haciéndose rutinarias y consabidas (cuando
no, en el peor de los casos, casi insoportables). Y se aplica
también, desde luego, a la literatura, uno de cuyos casos vamos
ahora a examinar.
Kafka fue un escrupuloso y reservado burócrata que en sus
ratos libres dio con las formas literarias que expresan la
época que nos tocó vivir. A él, como a
Cicerón en el mundo antiguo, lo conocemos íntimamente,
mucho mejor que a un amigo o un hermano, gracias a la
publicación de sus diarios y cartas. Pobre Kafka, tan
reservado. Y la ley de opacidad también se ha ensañado
sobre él degradando sus sutiles invenciones a eso que en la
vida de todos los días llamamos lo kafkiano.
Oímos hablar sobre lo kafkiano, oímos decir, por
ejemplo, que México es un país kafkiano. Quiero aclarar
este concepto, es decir, pasar de un borroso sinónimo de
absurdo caótico a la descripción de un procedimiento
literario cabalmente nítido.
El procedimiento del que nace lo kafkiano (hay otros del maestro,
pero de ésos no vamos a hablar) consiste en lo siguiente:
Narramos una escena con minucioso realismo y muchos detalles, todos
los detalles, menos uno. El detalle que no está, el pormenor
suprimido, va a teñir el realismo de la escena de un
extraño tono absurdo. Por ejemplo, un hombre gordo va a verte a
tu casa, elegante, habla de esto y lo otro, y tú lo describes y
cuentas de qué hablaron, todo bien, excepto que tú no
sabes qué quiere el gordo ni por qué fue a verte a tu
casa. El gordo se acaba su café y se va. Y ahí queda lo
kafkiano: Todo lo que ha hecho el gordo en tu casa cobra un sabor
absurdo.
El procedimiento adquiere sentido fuerte cuando el detalle en juego
contradice manifiestamente la naturaleza de algo. Por ejemplo, se
construye una puerta para no abrirla nunca. La supresión del
pormenor explicativo crea en estos casos un nudo ciego mental.
Otra manera de hacer lo mismo aparece cuando los pasos para llegar
a algo se multiplican, alteran o trastocan insensatamente. En este
procedimiento, el objeto o fin se va diluyendo y todo el peso de
realidad va recayendo más y más en los medios para
alcanzarlo. Los constructores de Babel han olvidado que iban a erigir
una torre y, sin embargo, siguen construyendo.
La supresión del detalle significativo engendra siempre el
secreto. La poesía de Kafka es la poesía del
secreto. Hay algo que debería saber, pero que no sé,
algo que otros saben, pero nosotros no. Y del secreto nace el poder:
El gordo que fue a verte a tu casa tiene poder sobre ti porque
él sabe a qué fue a tu casa y tú no lo sabes. El
secreto no se guarda porque sí, por capricho, se guarda porque
significa poder. Fue Marx el que dijo que la esencia de toda
burocracia es el secreto?
La meditación de Kafka es, entonces, acerca del poder. Se ha
dicho con razón que la fuerza e inteligencia del maestro
procedían de su extrema mansedumbre: Dado que Kafka no
usó nunca el poder, fue inmensamente sensible a la forma como
se ejercía sobre él y pudo describirlo con rara
precisión. Kafka no se revela ante el poder de su padre, pero
cómo lo analiza, cómo lo desarma hasta sus
últimos filamentos. Se exagera cuando se insiste en que Kafka
no era político (la famosa entrada de su diario, el 2 de agosto
de 1914, dice: "Alemania declaró la guerra a Rusia. En la
tarde voy a la escuela de natación"). Se dice que
tenía ideas anarquistas, tal vez por su repugnancia e
hipersensibilidad a toda forma de opresión.
Hasta aquí llegamos, pero quede clara una cosa: cuando dices
que México es kafkiano, no estás diciendo que es
desordenado o caótico por culpa de la pintoresca y chistosa
irresponsabilidad que nos caracteriza, sino que estás diciendo
que el país no es transparente ni democrático (y
añado esperanzado) todavía.

Naief Yehya
Utopía del megacentro comercial
en línea
El fin de la red como negocio
En uno de sus mejores artículos, la revista Wired
publicó, en abril de '96, The Great Web Wipeout, un
artículo que pronostica la debacle comercial de la red world
wide web y el fin de la webutopía. La red ha
desatado una euforia que ha hecho que cientos de corporaciones,
conglomerados y empresas inviertan en ella un poco a ciegas, sin saber
realmente cómo van a recuperar su capital. La fe en la
tecnología ha provocado que muchas compañías se
aventuren por los caminos del ciberespacio, como no lo hubieran hecho
jamás en ningún otro negocio riesgoso y desconocido. El
artículo de Wired (presentado como si fuera la noticia
de portada del Time del 27 de enero de 1997) especula que el
fin del www como negocio se deberá a la incapacidad de
expandir la amplitud de banda (con lo que los congestionamientos
harán imposible acceder a los sitios más visitados) y a
una caída en los ingresos por publicidad (cuando los
anunciantes comiencen verdaderamente a preguntarse quién hace
caso a sus enojosos comerciales, promociones estúpidas e
infames ganchos de venta). A un anunciante se le hace creer que la
gente pasará en promedio cinco minutos viendo su anuncio,
cuando muchas veces ése es el tiempo que el usuario espera para
que aparezca la imagen en la pantalla ("La moneda de cambio en el
ciberespacio es la atención", como escribió Thomas
Mandel). Además, para los anunciantes el atractivo de un sitio
radica en las veces que es visitado (los hits de que es objeto)
y no cabe duda que gran parte de los hits (90% dice la nota)
que recibe un sitio no se deben a visitas de individuos sino de
spiders y crawlers (que son los programas de los
servicios de índices que se dedican a recorrer
sistemáticamente la red para catalogar los sitios).
Los supervivientes de la red
De acuerdo con el artículo mencionado,en la red
postcataclismo económico quedarán tan sólo
algunos servicios como Playboy y Penthouse, pero la
mayoría de los sitios corporativos (que ofrecen
"contenido" original) se desvanecerán. Otros
sobrevivientes del crack del www serán sin duda
algunos índices como Yahoo, Lycos, Excite y Altavista, los
cuales seguirán extendiéndose y catalogando
sistemáticamente las apariciones y desapariciones de sitios y
seguirán siendo negocio.
Irónicamente, "en un mundo de opciones
prácticamente infinitas, la información acerca de las
opciones es más valiosa que las opciones en sí
mismas". Pero pase lo que pase a nivel comercial, la gente
seguirá usando la red para lo que la ha usado siempre:
comunicarse con otras personas, buscar información poco
convencional, surfear por sitios extraños, y lo más
importante: sentirse parte de una comunidad.
Si lo construyes, ellos vendrán...
"Parecería que una bomba de neutrones ha caído
en la red, los edificios están ahí pero no se siente la
presencia de la gente como en los servicios en línea donde se
percibe vida y la compañía de otros", comenta la
directora del grupo Forrester Research Inc., Mary Modahl. Según
esta autoridad en nuevos media, la www cambiará
realmente cuando visitar un sitio sea una experiencia social (como
asistir a un foro en línea), "algo semejante a entrar a
una tienda, ya que actualmente la sensación es más
parecida a ver anuncios luminosos". Todo parece estar listo para
que la red se vuelva un medio verdaderamente comercial, pero
aún no ha llegado el día en que se convierta en ese
gigantesco centro comercial virtual que sueñan los
tecnoyuppies, en el cual bastará con que menos del 20% de los
usuarios hagan sus compras en línea para que la www sea
un negocio que genere más de 7,000 millones de dólares
anuales.
La red sin historia
Antes de morir en la azotea de un edificio de Los Ángeles en
el año 2019, el androide Roy Batty se lamenta por las memorias
que desaparecerán con él, "como lágrimas en
la lluvia". La red podría también lamentarse ante
la dificultad, si no imposibilidad, de escribir su historia y salvar
sus memorias. Parece inevitable que miles de páginas, de foros
en línea, chat rooms y MUDs diversos desaparezcan sin
dejar huella a pesar de haber sido importantes, de haber cumplido una
función, e incluso de haber dado sentido a muchas vidas en
determinado momento. Por una variedad de causas, gran parte de la
información producida para la www desaparece con la
misma rapidez con que se crea. Mucha gente pierde interés en
mantener o actualizar una página, otros dejan de tener fondos
para mantenerla, muchos sitios quedan inaccesibles o ilegibles cuando
cambian los estándares tecnológicos o cuando son
bloqueados, censurados o suprimidos por las autoridades. Es
realmente importante que la página personal de Juan
Ramírez, en la que muestra fotos de su esposa e hijos y cuenta
sus hobbies y rutina diaria, pase a los anales de la historia?
Quizá. No hay duda que esas páginas, por aburridas e
ineptas que parezcan, servirán a los futuros
paleontólogos de la red para entender y descifrar la cultura
del fin de siglo y nuestro extraño romance con la
cibernética.
¤ Naief Yehya ¤
76253.154@compuserve.com
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